miércoles 22 de octubre de 2025 06:14 am
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En un movimiento que sorprende a propios y extraños, el presidente Luis Abinader ha revalidado su invitación a Donald Trump para la X Cumbre de las Américas, un evento que promete ser tan controvertido como trascendental. La confirmación, dada a conocer el 26 de septiembre, llega en un momento en que la figura del exmandatario estadounidense sigue generando pasiones encontradas, tanto en EE.UU. como en el resto del continente. «La Cumbre es de todos, y todos deben sentirse bienvenidos», declaró Abinader, defendiendo su decisión.

La posible asistencia de Trump introduce un elemento de incertidumbre en un evento que, en teoría, debería centrarse en la cooperación regional. Su historial de confrontación con gobiernos latinoamericanos —desde México hasta Argentina— hace temer que el encuentro derive en un intercambio de acusaciones. Sin embargo, también hay quien ve en su participación una oportunidad para «poner las cartas sobre la mesa» y discutir abiertamente los desequilibrios en las relaciones entre EE.UU. y sus vecinos del sur.

República Dominicana, como sede, enfrenta un desafío monumental. No solo debe garantizar la seguridad de los mandatarios, sino también asegurar que la cumbre no se convierta en un circo mediático. El país, que ha invertido millones en infraestructura y promoción turística, no puede permitirse un fracaso. Por eso, el gobierno ha iniciado una campaña para presentar el evento como un **»espacio de soluciones»*, más que de conflictos.

Entre los temas que podrían dominar la agenda están la migración irregular, el comercio justo y la lucha contra el narcotráfico. Pero si Trump asiste, es probable que su presencia eclipse estos debates, centrando la atención en su persona y en sus declaraciones. Abinader, no obstante, parece dispuesto a asumir el riesgo. «Prefiero una cumbre con tensiones a una cumbre irrelevante», habría comentado en privado a sus colaboradores.

El tiempo dirá si esta apuesta rinde frutos. Lo que sí es seguro es que, con o sin Trump, la Cumbre de las Américas 2026 ya está marcada por la polémica. Y en un continente acostumbrado a los giros inesperados, quizá eso no sea necesariamente malo. Después de todo, como dicen los dominicanos: «Más vale un mal arreglo que un buen pleito».


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