martes 21 de octubre de 2025 11:01 am
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El jueves por la tarde, el barrio de Flushing en Queens era como cualquier otro día: niños jugando en las calles, vecinos charlando en las aceras, el aroma de la comida china flotando en el aire. Pero todo cambió en un instante cuando los gritos desesperados de una mujer rompieron la tranquilidad. «¡Llamen a una ambulancia!», se escuchó primero. Luego, solo alaridos inarticulados de dolor. Lo que siguió fue una escena que los residentes de Smart Street nunca olvidarán: un crimen tan brutal que ha dejado a toda la comunidad en estado de shock.

Wei Sheng Chen, de 27 años, es ahora el rostro de la tragedia que sacudió Flushing. Según las autoridades, Chen apuñaló a su suegra Qiujin Shi de 50 años y a su cuñado de 17, antes de intentar suicidarse y prender fuego a la casa familiar. Los vecinos, acostumbrados a la paz de su barrio, no podían creer lo que estaban presenciando. «Nunca hubiéramos imaginado que algo así pudiera pasar aquí», comentó un vecino que prefirió no ser identificado, mientras recordaba que aún resuenan en su memoria.

Lo que hace este crimen particularmente impactante es la secuencia de eventos que lo siguieron. Mientras las llamas comenzaban a extenderse por la casa, Chen, en un aparente intento de suicidio, se cortó las muñecas. Fue entonces cuando su esposa, quien se encontraba fuera de la vivienda, comenzó a gritar pidiendo ayuda. Su desesperación alertó a los vecinos, quienes de inmediato llamaron al 911. Entre ellos, una agente de la Autoridad Portuaria, embarazada y fuera de servicio, pero que no dudó en correr hacia la escena para prestar primeros auxilios al joven de 17 años, quien presentaba heridas graves.

La llegada de los servicios de emergencia fue rápida, pero para Shi ya era demasiado tarde. Fue declarada muerta en el Hospital Presbiteriano de Nueva York en Queens, donde también fueron trasladados su hijo y Chen. «No la pusieron en camilla, ni en bolsa para cadáveres, nada», relató un vecino que vio cómo sacaban el cuerpo de Shi de la casa incendiada. «No la cubrieron. Tenía la cabeza hacia atrás. Estaba flácida». La imagen de Shi siendo sacada sin ninguna dignidad ha quedado grabada en la memoria de quienes presenciaron la escena.

Mientras la comunidad intenta procesar lo ocurrido, las autoridades continúan con las investigaciones. Según fuentes del NYPD y un familiar de Shi, la violencia se desató debido a la angustia de Chen por la separación inminente de su esposa. «Estaban hablando de divorcio», declaró Guqing Zhang, sobrino de Shi. «Luego hubo muchos gritos. Se emborrachó… eso fue lo que lo hizo desmayarse». El alcohol, combinado con la depresión y la ansiedad por la posible separación, parece haber sido el detonante de este episodio violento.

Lo que ha dejado este crimen en la comunidad de Flushing es una mezcla de dolor, incredulidad y miedo. «Era una buena persona. Era una mujer muy fuerte. Era fuerte y cariñosa», recordó Zhang sobre su tía. Ahora, los vecinos se preguntan cómo un lugar que siempre había sido sinónimo de paz y prosperidad pudo ser escenario de una tragedia tan brutal. «Esto ha cambiado nuestra percepción de seguridad», confesó otro residente. «Ya no nos sentimos tan seguros como antes».

Mientras Chen espera su comparecencia ante la Corte Penal de Queens, enfrentando cargos que podrían mantenerlo tras las rejas por el resto de su vida, la comunidad de Flushing intenta reconstruir su sentido de normalidad. Pero el recuerdo de ese jueves por la tarde, cuando , permanecerá en la memoria colectiva como un recordatorio de que la violencia puede surgir en los lugares más inesperados.

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