Hay una diferencia entre responsabilidad y carga. La responsabilidad es lo que nos corresponde manejar: nuestro trabajo, nuestras familias, nuestras decisiones. La carga, en cambio, es el peso emocional que añadimos cuando intentamos controlar lo que no depende de nosotros: el futuro, la opinión de los demás, los resultados que solo Dios puede dar. El Salmo 55:22 nos ofrece una solución clara: «Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo». Este versículo no es una invitación a la pasividad, sino a la libertad.
La trampa de cargar lo que no nos corresponde Muchas veces, sin darnos cuenta, asumimos pesos que nunca debimos llevar:
- La necesidad de tener todo resuelto: Como si fuéramos Dios.
- La culpa por errores del pasado: Que ya no podemos cambiar.
- El miedo a lo que los demás piensen: Que nos esclaviza.
- La ansiedad por el futuro: Como si pudiéramos controlarlo. Estas cargas no son nuestras para llevar. Son como maletas que agarramos en el aeropuerto equivocado: no nos pertenecen, y cargarlas solo nos agotará.
El significado de «echar» La palabra hebrea para «echar» (šālak) implica soltar, dejar caer o transferir. No es un acto pasivo, sino una decisión activa de confiar. Es como cuando un niño, después de luchar por llevar un paquete demasiado pesado, finalmente se lo da a su padre. El padre no siempre lleva el paquete por el niño, pero le da la fuerza para seguir caminando.
Cómo soltar lo que no es tuyo
- Identifica las cargas: Haz una lista de lo que te está agobiando. Luego, tacha lo que no está en tus manos cambiar (ejemplo: la economía del país, las decisiones de otros, el pasado).
- Entrégaselo a Dios en oración: Usa palabras como: «Señor, esto no me corresponde. Lo dejo en Tus manos».
- Toma acción en lo que sí depende de ti: Si es una deuda, haz un plan de pagos. Si es un conflicto, busca reconciliación. Pero hazlo sin la ansiedad de tener que controlar el resultado.
- Vive en el presente: Jesús dijo: «No os afanéis por el mañana» (Mateo 6:34). La carga del futuro no es tuya para llevar hoy.
La promesa de Dios Cuando soltamos lo que no nos corresponde, Dios no solo alivia nuestro peso, sino que nos sustenta. Esto puede significar:
- Paz en medio de la tormenta (aunque el problema no se resuelva de inmediato).
- Fuerza para seguir adelante (cuando el cansancio amenaza con derrotarnos).
- Soluciones inesperadas (puertas que se abren cuando confiamos en Él).
Un cambio de perspectiva Imagina que estás en un barco durante una tormenta. Puedes pasar el viaje aferrado al mástil, temblando de miedo, o puedes confiar en que el Capitán (Dios) sabe cómo navegar las olas. La tormenta no desaparece, pero tu experiencia de ella cambia radicalmente. Eso es lo que hace Salmos 55:22: no elimina las dificultades, pero te permite enfrentarlas con confianza.
Historia de transformación Javier, un ejecutivo exitoso, vivía obsesionado con el «¿y si…?»: ¿Y si pierdo mi trabajo? ¿Y si mi familia se enferma? ¿Y si no soy suficiente? La ansiedad lo llevó al insomnio y al agotamiento. Hasta que en un retiro espiritual, alguien le compartió Salmos 55:22. «Me di cuenta de que había estado cargando el futuro —compartió después—. Ese día, escribí todas mis preocupaciones en un papel, las quemé simbólicamente y oré: ‘Dios, desde hoy, confío en que Tú manejas lo que yo no puedo’. No fue mágico, pero comenzó un proceso de paz que no había sentido en años».
Para hoy ¿Qué carga estás llevando que no es tuya? ¿El futuro de tus hijos? ¿El éxito de tu negocio? ¿La aprobación de los demás? Dios te invita a soltarla. No porque no te importe, sino porque Él te importa a ti y no quiere verte agotado. Hoy es un buen día para dejar de ser el «capitán» de tu vida y confiar en el único que realmente sabe navegar las tormentas.
¿Te gustaría que profundice en algún aspecto en particular? Por ejemplo, puedo desarrollar más sobre
(como duelos, crisis financieras o conflictos familiares), o añadir basados en el salmo. ¡Déjame saber cómo !