martes 21 de octubre de 2025 17:50 pm
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Las protestas en Ecuador por el aumento del diésel han dejado un muerto, 12 militares heridos y un país al borde del colapso. Pero detrás de las cifras hay historias de dolor: transportistas que no pueden trabajar, madres que no saben cómo alimentar a sus hijos y jóvenes que denuncian represión policial. Estos son los testimonios crudos de quienes sufren las consecuencias de un ajuste que golpea a los más pobres.

1. Carlos Mendoza, transportista (Guayaquil): «Antes llenaba el tanque con $80 y me alcanzaba para la semana. Ahora son $120, y ni así me rinde. Si no bajan el precio, tendré que dejar el camión y quedarme sin trabajo. ¿Cómo mantengo a mi familia?«

2. María López, vendedora ambulante (Quito): «La leche subió, el pan subió, hasta el agua cuesta más. Mis hijos me piden comida y yo no tengo. El gobierno no nos escucha, solo nos reprime con gases y palos.»

3. Jorge Ramírez, líder sindical (Cuenca): «No somos vándalos, somos trabajadores. Pedimos diálogo, pero el gobierno solo manda policía. Esto no es protesta, es desesperación

4. Ana Rivera, familiar de la víctima mortal (Ambato): «Mi hermano solo pedía que bajaran los precios. Ahora está muerto. ¿Quién responde por esto?«

5. Luis García, agricultor (Sierra): «Mis tomates se pudren en el campo porque no hay transporte. Sin diésel barato, no hay comida en las ciudades. ¿Quién va a responder por el hambre que viene?»

El impacto en la vida cotidiana:

  • Transporte paralizado: Camioneros y taxistas no pueden operar con los nuevos precios.
  • Desabastecimiento: Mercados reportan falta de verduras, lácteos y granos.
  • Inflación galopante: La canasta básica ha subido un 30% en una semana.

La represión y sus consecuencias:

  • Gases lacrimógenos: Usados incluso contra manifestantes pacíficos.
  • Detenciones arbitrarias: Denuncias de al menos 20 arrestos sin causa clara.
  • Clima de miedo: «Tenemos miedo de salir a protestar, pero más miedo de no tener qué comer», dice Rosa Chávez, ama de casa.

Las demandas urgentes:

  1. Reversión del alza del diésel o subsidios para transportistas.
  2. Ayudas directas a familias vulnerables.
  3. Fin a la represión y diálogo real con el gobierno.

La pregunta que resuena: «¿Hasta cuándo tendremos que elegir entre protestar y morir de hambre, se pregunta Jorge Ramírez.

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