viernes 11 de julio de 2025 15:27 pm
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Un estudio internacional liderado por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha revelado que la lactancia materna exclusiva durante el primer mes de vida protege a los bebés contra bacterias resistentes a los antibióticos. Publicado en ‘Nature Communications’, el estudio muestra cómo la lactancia materna favorece la presencia de bifidobacterias en la microbiota intestinal, reduciendo la carga de genes resistentes a los antibióticos.

El estudio explica que la lactancia materna produce cambios significativos en la microbiota intestinal infantil, promoviendo la presencia de bifidobacterias, que están asociadas con una menor carga de genes resistentes a los antibióticos. Para llevar a cabo esta investigación, los científicos recogieron muestras fecales de 66 bebés y sus madres durante el primer año de vida de los niños, como parte de la cohorte ‘MAMI’ de la Comunidad Valenciana.

Los investigadores combinaron análisis metagenómicos con información clínica y datos de crecimiento de los lactantes. Los resultados revelan que la lactancia materna favorece el crecimiento de bifidobacterias, que a su vez están asociadas con una menor presencia de genes de resistencia a los antibióticos. Mª Carmen Collado, líder del estudio, explicó que una alta presencia de estas bacterias se asocia con un menor número de genes de resistencia a los antimicrobianos, mientras que su escasez se relaciona con la presencia de microorganismos potencialmente patógenos.

El estudio también encontró que la lactancia materna exclusiva puede contrarrestar los efectos adversos del nacimiento por cesárea, que puede interferir con la transferencia natural de bacterias beneficiosas y aumentar la exposición temprana a antibióticos. Los bebés nacidos por cesárea pero alimentados con leche materna durante el primer mes mostraron una carga de genes de resistencia antimicrobiana similar a la de los nacidos por vía vaginal y significativamente menor que aquellos que no recibieron lactancia materna.

La interrupción de la lactancia antes de los seis meses, el período mínimo recomendado por la OMS, se asoció con un aumento sostenido de genes de resistencia a los antibióticos. Esto sugiere que la lactancia materna prolongada puede ser crucial para prevenir futuras infecciones y promover una microbiota intestinal saludable.

Anna Samarra, investigadora predoctoral del grupo Mainbiotics en el IATA-CSIC y primera autora del estudio, destacó que «la lactancia exclusiva no solo beneficia al bebé en el presente, sino que también tiene implicaciones duraderas en su salud intestinal a largo plazo». Este estudio fue realizado en colaboración con varias instituciones y contó con financiación europea y nacional.

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