El auge turístico en Japón ha revelado una paradoja significativa: un país conocido por su hospitalidad enfrenta una escasez crítica de guías turísticos bilingües. Esta situación ha llevado a una dependencia inesperada en la inteligencia artificial (IA) para llenar el vacío dejado por la falta de personal capacitado.
Escasez de Guías Turísticos
Durante la pandemia, muchos guías turísticos se jubilaron o cambiaron de sector debido a la falta de ingresos estables. Como resultado, la plantilla actual de guías turísticos en Japón está envejecida, con cerca del 60% de los guías con licencia mayores de 60 años. En 2024, solo 380 personas aprobaron el examen oficial para convertirse en guías turísticos, lo que ha exacerbado la escasez de profesionales disponibles.
Impacto en las Agencias de Turismo
Las agencias de turismo están sintiendo el impacto de esta escasez. Algunas han tenido que cancelar o reprogramar tours debido a la falta de guías disponibles. Aunque desde 2018 Japón permite realizar tours de pago sin necesidad de una licencia oficial, muchos turistas y agencias prefieren guías autorizados, con conocimientos y acreditaciones que inspiren confianza.
Soluciones Tecnológicas
En respuesta a esta situación, algunos turistas en lugares como Okinawa están optando por utilizar aplicaciones de IA, como la del operador Cerulean Blue, que ofrece tours guiados por voz robótica. Estas aplicaciones utilizan el GPS del móvil para proporcionar información en tiempo real con realidad aumentada y activar audioguías a medida que el visitante avanza. Aunque la IA aún no puede reemplazar completamente la interacción humana, está lista para llenar el vacío y ofrecer soluciones innovadoras en el sector turístico.
Adopción de IA en la Administración Pública
Además, la administración pública en Japón también está recurriendo a la IA para aliviar la carga de trabajo. Por ejemplo, el ayuntamiento de Yokosuka ha comenzado a usar ChatGPT para resumir reuniones y redactar documentos, lo que ha resultado en un ahorro de miles de horas al año. Esta adopción de tecnología responde a un problema estructural más amplio: la falta de mano de obra debido al envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad en Japón.