La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de atacar las instalaciones nucleares de Irán ha puesto a Oriente Medio en una situación de inestabilidad, con la atención puesta ahora en el próximo paso de Teherán. En Estambul, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, declaró el domingo que su país tiene «diversas opciones» para decidir cómo responder a los ataques estadounidenses.

Entre las posibles respuestas de Irán se incluyen ataques a bases estadounidenses en la región y el cierre de una vía fluvial clave para el transporte marítimo internacional. Todas estas opciones conllevan riesgos inherentes para la República Islámica, Israel y Estados Unidos. La participación directa de Estados Unidos en el conflicto podría provocar que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán active a sus aliados en Irak, Yemen y Siria, grupos que ya han lanzado ataques contra activos estadounidenses en la región.

El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) afirma que Estados Unidos mantiene presencia en 19 emplazamientos en la región, y ocho de ellos, según los analistas, tienen presencia permanente. Al 13 de junio, el CFR estimaba que unos 40.000 soldados estadounidenses se encontraban en Oriente Medio. Los iraníes han señalado en varias ocasiones que si Estados Unidos se une a esta guerra y ataca sus instalaciones nucleares, tomarán represalias contra las fuerzas estadounidenses en la región y contra los intereses estadounidenses.