Una alternativa innovadora, conocida como reanimación cardíaca en mesa, permitirá que se utilicen corazones de donantes pediátricos que tienen daños cerebrales irreversibles, pero su actividad cerebral no ha cesado por completo. Un nuevo método desarrollado en EE.UU. para extraer el corazón de personas que acaban de fallecer podría aumentar hasta en un 20% el número de donantes disponibles para trasplantes pediátricos de este órgano, brindando una nueva esperanza a las familias de bebés enfermos que aguardan en la lista de espera para recibir este órgano, informó el pasado miércoles la Universidad de Duke.
Aunque la mayoría de los corazones utilizados para trasplantes proviene de donantes con muerte cerebral, existe una posibilidad de recuperar este órgano tras una muerte circulatoria, es decir, cuando una persona sufre una lesión irreversible en el cerebro, pero su actividad cerebral no ha cesado por completo, por lo que se puede optar por retirar los equipos que la mantienen con vida. En este caso, el corazón se detiene y, como consecuencia, pasa un tiempo sin oxígeno, lo que representa un riesgo para la viabilidad al utilizar este órgano para ser trasplantado.
Para mitigar el daño y evaluar su uso, los cirujanos emplean una técnica conocida como perfusión regional normotérmica (PRN), que consiste en bombear sangre y oxígeno a los órganos torácicos y abdominales, excluyendo el cerebro. Sin embargo, el PRN genera preocupaciones éticas y no está permitido en todos los hospitales, lo que provoca que se desperdicien corazones de donantes pediátricos viables. Además, el médico Joseph Turek indicó que los dispositivos de perfusión no pueden emplearse con los corazones de niños pequeños, precisamente el grupo que más los necesita.
Una alternativa innovadora
En un intento por resolver esta situación, los investigadores desarrollaron una alternativa innovadora conocida como reanimación cardíaca en mesa, que consiste en extraer el corazón y conectarle algunos tubos para suministrarle oxígeno y sangre para medir brevemente su capacidad de funcionar en la mesa de operaciones de un quirófano. Este procedimiento, que fue inicialmente probado en lechones, permitió salvar la vida de un paciente de tres meses de edad.
Según Turek, tomó alrededor de cinco minutos saber que las arterias coronarias estaban recibiendo sangre y que el corazón del bebé donante estaba latiendo, por lo que inmediatamente se le colocó el órgano en hielo y fue llevado para ser trasplantado en el menor. El receptor del corazón no ha mostrado signos de rechazo tras seis meses desde que le fue trasplantado.
«Este es un gran avance en la medicina de trasplantes pediátricos», señaló Turek, recalcando que «la reanimación cardíaca en la mesa de operaciones podría ampliar drásticamente la disponibilidad de donaciones valiosas». Los resultados de este nuevo método fueron publicados en The New England Journal of Medicine.
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